No creo en la Mala Suerte


Ha llegado mi momento. La entrada en que hablo de mi cuento, en el que soy protagonista, Debéis entenderme, también tengo que explicaros como surgió el cuento de No creo en la mala suerte.

Como muchos otros de los relatos, hace referencia a una camiseta de la colección Play Attitude 2009/10 que recibe el mismo nombre. Y ésta, al mismo tiempo, se inspira en un ser muy especial para los que forman el equipo que ha hecho posible este libro: el gato Play.

Este gato, que han influido en la camiseta y en el relato, es real, existe y es negro como la noche y bueno como un trozo de pan —pan con chocolate, que es aún mejor—, pero sobre todo, es nuestro gato de la buena suerte. Lleva en la agencia tanto como sus creadores y nos acompaña en las largas jornadas cotidianas.

El cuento No creo en la mala suerte parte de este gato, pero bebe de otras fuentes. Y es que los gatos siempre han sido seres muy literarios. Tanto es así que en nuestro cuento, se nombra a un escritor malévolo que realmente existió. Nosotros no sabemos si fue malévolo o no –eso es cosa de la ficción–, lo que sí es seguro es que fue un gran escritor: Edgar Allan Poe (Boston, Estados Unidos, 1809 – Baltimore, Estados Unidos, 1849). Escribió diversos relatos cortos y novelas de estilo gótico y de terror, revolucionando el género y creando un estilo propio. Entre sus muchos relatos, destaca El gato negro (1843). En este cuento oscuro, el gato negro llamado Plutón sufría el infortunio de un protagonista que perdía la cordura. Afortunadamente, yo, el Gato Negro, tomo las riendas de mi propia vida y no me dejo amedrentar por ningún humano.




Por cierto, algún avispado lector me ha comentado que esta historia le ha recordado en algo a la mítica película El Mago de Oz y, para que os voy a engañar, sé a ciencia cierta que la escritora y la ilustradora pensaron en esa película para mostrar el encuentro de estos cuatros personajes (Gato Negro, Salero, Escalera y Espejo), cada uno con sus virtudes y sus miedos en busca de un porvenir mejor. Incluso, ¿quién no ha visto en la Mala Suerte a la Bruja Mala del Este? Aunque luego se nos revele que esta Mala Suerte, en realidad, no es tan mala como la pintan.

También hay quién ha preguntado porque simplemente me llamo Gato Negro y no tengo un nombre (podría haber sido el gato Play). Pero, aquí ninguno de los personajes tiene el nombre personalizado porque la autora quería que cuando viéramos cada uno de estos seres u objetos recordáramos el cuento. Generalizar para recordar. Esa ha sido la intención, o al menos, es lo que ella me ha contado.


Para finalizar, el último detalle del cuento: la ilustradora, Marta, nos ha brindado un dibujo de un Zhaocai mao o Maneki neko, llamados así en China y Japón, respectivamente. Estas figuras se colocan en los comercios y negocios para atraer a la buena suerte y la fortuna. Para que luego digan de los gatos… Y yo creo que tanto yo, el Gato Negro, como el gato Play, como este Zhaocai mao, hemos traído la buena suerte al libro.

2 comentarios:

Cinderella at Midnight dijo...

Mira que me he reído con este cuento :) ¡Es fantástico! Increíble cómo nos dejamos influenciar (tan facilmente) por la opinión/pensamiento de los demás... Por cierto, qué cucada de gatito negro ;)

Silvia dijo...

Gracias, Cinderella.

Debo confesar que yo también me reí mucho escribiendo y releyendo el cuento. No sé si está bien que lo diga yo… Ese: "No me seas solo, Salero", me lo imagino dicho por Gato negro con retintín y me hace gracia. No puedo evitar una sonrisa.

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