El origen de la alianza

En la línea de rescatar el origen de los relatos, hoy nos toca descubrir La alianza. En este caso, el relato surgió de la mezcla de dos diseños de camisetas: una que vio la luz con bastante éxito y la otra que quedó relegada a los anales ocultos de la historia de Play Attitude.


En el caso de La alianza, tenía muchas ganas de rendir honores a los indios norteamericanos por su honda sabiduría y por ser reflejo de esa unión con la madre tierra que hemos ido perdiendo en nuestra sociedad actual. Pero no podía olvidar las camisetas y, por eso, surgió la historia de ese lobo, en realidad, un can que nos recuerda que hay vínculos que deberíamos afianzar como la relación con los animales.


Una de esas camisetas en las que se inspiró, apoyaba a la ONG SOS Galgos que ayudan a los perros de esta raza a encontrar un hogar. Apoyándome en esa camiseta, con un lema tan llamativo como el Porque yo lo galgo, os dejo con el microrelato que surgió de esa camiseta y que, posteriormente, nos llevaría a crear La alianza:

"De porte elegante y postura erguida, el galgo acompañaba a los antiguos dioses del Olimpo. Todos admiraban su pose majestuosa, digna de cualquier habitante de aquellos lares, y, especialmente, su velocidad. Aquel animal era capaz de correr más allá de la marcha normal de cualquier mortal. ¡Incluso de los omnipotentes dioses! Por eso, Hermes, el mensajero, que se jactaba de ser el más rápido del Olimpo no quiso competidor. Aprovechando sus poderes de hijo de papá –de papá Zeus, claro está-, Hermes castigó al galgo, convirtiéndolo en animal de cacería en la Tierra. Y a su ventura lo dejó por los siglos de los siglos. El galgo pasó a ser víctima de los humanos, quiénes lo condenaron a vagar por campos entre cacerías y sangrías. Sin embargo, aún había esperanza y algunos humanos convertidos en héroes se apiadaron de tan especial animal y le permitieron entrar en su hogar, rescatando a los galgos de las fechorías de los insensatos y devolviéndoles la dicha que les habían robado".



Y en Play somos tan pro animales, que no es el único diseño de la colección donde en una camiseta lucen afortunados gatitos (No creo en la mala suerte) y sabios perretes (La felicidad está muy cerca).

Quien haya tenido la fortuna de convivir con algún perro o gato o cualquier otro animalillo doméstico, sabrá cuánto nos enseñan, casi sin darnos cuenta, pero sobre todo, cuánto cariño nos regalan. Ahora nos toca a nosotros devolvérselos. Ahora nos toca volver a establecer esa alianza, ¿no creéis?

2 comentarios:

narayani dijo...

Los animales me gustan mucho pero hoy por hoy no sería capaz de tener uno en casa. Me parece mucha responsabilidad. Cuando era pequeña tenía una tortuga que se puso malita y lo pasé fatal. No me quiero imaginar cómo me habría sentido si hubiera sido un animalillo más grande y que pudiera entenderme :-(

Los gatos me encantan pero me dan mucha alergia, por cierto la chapita "no creo en la mala suerte" me ha acompañado a Tanzania :-)

Besos

Play dijo...

Hola Narayani,
Ciertamente, los animales son una gran responsabilidad, y si bien nos aportan muchas cosas, también necesitan de nosotros, de nuestra atención y cuidados. Y cuando nos faltan, nos dejan una ausencia terrible...

¡Cómo mola que la chapita se haya ido a Tanzania! ¡A ver a los grandes felinos! Gato Negro estaría orgulloso de eso.

Besos

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