Agua, origen del relato

Agua es uno de los relatos más breves del libro y, seguramente, el que más se escapa de la temática del resto. Sin embargo, para mí era un ejemplo de cuento que nació de manera fluida y clara como el propio torrente de agua y, por eso, me gustó poder incluirlo.

El relato nos invita a reflexionar entorno a nuestras capacidades y opciones. Si una simple gota de agua puede hacer todo ese recorrido, nosotros que somos 60% agua, ¿qué límites tenemos? ¡Muchas veces los que nosotros mismos nos ponemos!



En realidad, como el relato Los colores olvidados, este cuento se escribió al margen del resto del libro. Si Los colores olvidados surgió una tarde de domingo inspirada en que tuve el placer de que las musas me visitaran, Agua nació como regalo. Regalo para alguien especial y a quién quería transmitirle ese mensaje: a Gianella Legnani, mi profesora de taichí. Aunque en el libro no lo indique, este cuento nació por y para ella, aunque ahora ya sea de y para todos.

Y es que en muchas ocasiones nuestras clases de taichí se convierten en sesiones de charlas y de temas variados: entre ellos, un día surgió la teoría del agua de Masaru Emoto. Según su teoría, los mensajes positivos o negativos que enviemos al agua influyen en ésta. Así pues el pensamiento actua de manera similar con el agua de nuestro cuerpo. Por ello, el relato es una invitación a ejercer nuestro pensamiento positivo, a llevarlo lo más lejos posible, a abrirlo a múltiples posibilidades, pues tal vez así nuestra energía le acompañe y hagamos de nuestros sentires y pensamientos, auténticas realidades.

Dejarse fluir, dejarse llevar.

Recuérdalo. Somos agua. Venimos y nos vamos con ella. El resto del camino, tú eliges como recorrerlo.

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