De la belleza en una "Una historia de princesas"

La camiseta más femenina de la colección, aquella que rezaba sobre la belleza y el valor de cada mujer, tenía que estar presente en el libro. Un mensaje de autoafirmación, que aunque aquí se plantee en una historia de princesas, bien podrían aplicarse también algunos caballeros del siglo XXI.




Los jarrones y floreros de la camiseta se transformaron en dos muchachas bien dispares: Bella y Griselda. Unos nombres que ya dicen mucho de sus aparentes personalidades: Bella, la princesa hermosa, y Griselda, aparentemente, la triste y decaída. Pero esta Bella no es la del cuento de Disney ni la de las novelas vampíricas de moda, ni Griselda es tan apática como su nombre indica. Son mucho más que unos simples personajes de cuento, son emblemas de una nueva actitud.




Por eso, Bella y Griselda se convirtieron en las heroínas de su propia historia, dejando plantado a príncipes, destinos impuestos y hasta al propio autor de sus historias. Y vinieron al mundo de la realidad, allí donde habita Carmesina, aquí donde vivimos todos para con su historia hecha relato motivarnos a valorarnos en nuestra unicidad, querernos tal como somos y sobre todo a buscarnos a nosotras mismas, sin necesidad de depender de nadie más. Pero como hemos dicho este mensaje no es sólo para chicas. ¡Caballeros del siglo XXI tomen nota! Pues en el fondo, hombres y mujeres, con sus similitudes y sus diferencias, siempre necesitan autoafirmarse y valorarse para avanzar con confianza por la vida como nuestras ufanosas y resolutivas protagonistas.



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